miércoles, 10 de septiembre de 2014

Módulo 1 - Un son para niños antillanos - Nicolás Guillén Batista

Un son para niños antillanos de Nicolás Guillén 




Por el Mar de las Antillas
anda un barco de papel:
Anda y anda el barco barco,
sin timonel.

De La Habana a Portobelo,
de Jamaica a Trinidad,
anda y anda el barco barco
sin capitán.

Una negra va en la popa,
va en la proa un español:
Anda y anda el barco barco,
con ellos dos.

Pasan islas, islas, islas,
muchas islas, siempre más;
anda y anda el barco barco,
sin descansar.

Un cañón de chocolate
contra el barco disparó,
y un cañón de azúcar, zúcar,
le contestó.

¡Ay, mi barco marinero,
con su casco de papel!
¡Ay, mi barco negro y blanco
sin timonel!

Allá va la negra negra,
junto junto al español;
anda y anda el barco barco
con ellos dos.


"Un son para niños antillanos" - Canta: Ana Belén


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Nicolás Guillén (1902-1989) nació en Camagüey, Cuba. Trabajó como tipógrafo, fue periodista y participó activamente en la vida cultural y política cubana, desempeñando varios cargos y misiones diplomáticas para el gobierno de la Revolución.

Es autor de una inmensa obra poética, de la que se destacan los siguientes libros: Motivos de son (1930), Sóngoro cosongo. Poemas mulatos (1931), West Indies Ltd.(1934), El son entero (1947) y La paloma de vuelo popular(1958). Por el mar de las Antillas anda un barco de papel (Salamanca, Lóguez Ediciones, 1984) fue su libro dedicado a los niños.


(Biblioteca del Instituto Cervantes)




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ACTIVIDAD INTERACTIVA SOBRE LA OBRA:


1. Subraya la afirmación correcta según la lectura.

 a. El cañón que disparó contra el barco era de azúcar.
 b. El cañón que disparó contra el barco era de chocolate.
 c. El cañón que disparó contra el barco era de papel.
 d. El barco era de azúcar, papel y chocolate.


2. Señala con una X la opción que indica dónde va la negra.

 a. Junto al cañón. 
 b. En la popa. 
 c. Sobre el cañón. 
 d. En la proa.

3. Subraya la palabra que de acuerdo con el texto completa la frase.

El barco anda:
 a. con combustible.
 b. sin timonel.
 c. con capitán.
 d. sin cañón.

4. Señala con una X la opción que indica la ruta que sigue el barco de papel.

 a. La Habana, Jamaica, Portobelo, Trinidad. 
 b. Trinidad, Jamaica, La Habana, Portobelo. 
 c. La Habana, Portobelo, Jamaica, Trinidad. 
 d. Portobelo, Trinidad, Jamaica, La Habana. 

5. Escribe F (falso) o V (verdadero) frente a cada afirmación de acuerdo con el poema.

 a. El barco era manejado por el español. ( )
 b. La negra era la capitana del barco. ( )
 c. El barco iba sin capitán. ( )
 d. El barco navegaba por el mar de las Antillas. ( )
 e. Los únicos pasajeros del barco eran la negra 
     y el español. ( )
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Guillén y los niños






  




  

Enrique Pérez Díaz , 10 de enero de 2007
¡Ay del que separa niños,
 porque a los hombres separa! - 
Nicolás Guillén


Aunque se ha hablado bastante de Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel, nunca está de más recordar que junto a Juegos y otros poemas, de Mirta Aguirre, Palomar, de Dora Alonso o Soñar despierto, de Eliseo Diego (descontando al Ismaelillo, de José Martí) podrían considerarse la base fundacional de una poética para niños en las letras cubanas.

Tal vez el germen de lo que Guillén escribió para niños estuviera siempre durmiendo adentro de él, igual que las mariposas que pasan semanas dentro de un capullo como crisálidas y, de repente, en eclosión de vida, salen a la luz a jugarse el todo, o aquel patito feo que se convierte en cisne cuando menos lo espera. 

Como es sabido, Guillén solo escribió un libro para la infancia. A veces basta con eso. No hace falta más. Eliseo, que también era un amante y profundo estudioso de la llamada “literatura infantil”, solo legó el mencionado poemario. Félix Pita Rodríguez sus Niños de Viet Nam, Onelio Jorge Cardoso: "Caballito Blanco", "Negrita" y otros cuentos aislados.

La génesis de Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel está en el poema “Un son para niños antillanos”, de su volumen El son entero, publicado en 1947 y que se inicia con aquello de:

Por el Mar de las Antillas
anda un barco de papel;
anda y anda el barco barco,
sin timonel.

El poeta escribe esto a los 45 años, es decir, en plena madurez y luego de haber dado a conocerCerebro y corazón (1922), Otros poemas (1920-1923), Motivos de son (1930), Sóngoro Cosongo(1931), Wets Indies, LTD (1934), Cantos para soldados y sones para turistas (1937) y el poema "España", también de ese mismo año.

En “Un son para niños antillanos” Guillén resume todas sus preocupaciones de la época en que ya era tan conocido, censurado por unos o loado por otros, y de manera magistral muestra el proceso de integración étnica y transculturación de este Caribe, riquísimo mundo antillano, plagado de seres contrastantes que le dan matices a su riqueza cultural.

Al margen de este poema, génesis del emblemático libro que publique 30 años después, en El son entero existe otra pieza maestra pocas veces comentada como antecedente del interés que Nicolás Guillén demostrará luego por la infancia. Se trata de “Poema con niños”, dedicado a Vicente Martínez, al que precede una especie de dramatización, en la cual una madre dirime el conflicto multirracial que ha enfrentado a varios niños en sus juegos. 

Guillén remata el argumento de este divertimento con un poema que tiene a la sangre como leit motiv, la sangre-vida, la sangre-mar por donde van los hombres con sus barcazas, la sangre-puente o abismo entre la gente.

Si descontamos el interés que para los lectores más jóvenes puede ofrecer su producción precedente y la posterior, sobre todo la poesía amorosa o social que contempla, entre otros, La paloma de vuelo popularTengo, El gran zooLa rueda dentada y El diario que a diario, no es hasta la aparición de Por el mar de las Antillas anda un barco de papel, que Guillén consuma el sueño –tal vez muy secreto y acariciado- de escribir para la infancia.

Con estos “poemas para niños mayores de edad” publicados en 1977 cuando ya contaba 75 años, Guillén logró en poco tiempo lo que muchos no consiguen en años: la ansiada trascendencia y universalidad. Es sabido que a los pocos meses ya los niños habían hecho suyo el poemario que fue musicalizado, llevado al cine de animación, al teatro, pues la riqueza de sus personajes –entre los más paradigmáticos Sapito y Sapón- se granjearon de inmediato la aceptación y el aplauso de todos.

Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel es un libro con musicalidad y vida propia. Pasar por sus páginas es escaparse en un periplo maravilloso por el entorno antillano, acompañado de seres tan míticos como reales, de la rica fauna caribeña, de figuras del folclor universal, del encanto de la exuberante flora y de todo un mundo alegórico que es mejor pasaporte para soñar.

Ya en su momento la crítica elogió como esta obra inspirada en las formas clásicas y antiguas de la métrica en lengua castellana lograba sin embargo, trascenderlas a una visión más moderna y auténticamente caribeña. En Por el mar de las Antillas anda un barco de papel la poesía se mezcla con la fábula, la adivinanza, el doble sentido, la mítica y a la vez el sentimiento de admiración o asombro más puro de un poeta que casi en la longevidad fue capaz de captar –como pidiera Félix Pita Rodríguez- “ese silencio que alguien de oído muy fino escuchó” que representa toda buena poesía y, hacerlo con el entusiasmo de un adolescente que descubre la magia de lo cotidiano.

Es por eso que el barco de papel con que Nicolás regalara a la infancia cubana logró escapar del Caribe y seguir proa al infinito, no solo por el continente americano donde desde hace años se le conoce y aprecia, sino por el Viejo Mundo. En España, por ejemplo, es un libro difundido y muy estudiado.

Poco más habría que decir del texto en sí que ya no fuera comentado: hablar de su ligereza que no liviandad, de su ingenio y humorismo, de su alegría congénita, de sus valores para transmitir una ética sin caer necesariamente en la socorrida moraleja que a veces enoja por lo evidente, de su trepidante ritmo y, por supuesto, de su sabor cubano, criollo, mestizo…

A veces para muchos (sí, bastantes personas lamentablemente) la literatura que se escribe para niños es algo menor, asunto de quienes no son capaces de hacer otra cosa o de quienes arrastran su infancia como un fardo. Es común que a un escritor de libros para niños le pregunten: ¿y por qué escribes eso?, con cierto desdén, miradas por encima del hombro y conmiseración.

La historia de la literatura universal ha demostrado que casi todos los grandes, alguna vez, se sintieron tentados de legar un texto a la infancia. Podría hacerse una lista interminable pero, para demostrar mi sentencia citaré a Selma Lagerlof, Oscar Wilde, Ernest Hemingway, William Faulkner, James Joyce, Marcel Aymee, Eugene Ionesco. Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Humberto Eco, Isaac Bashevis Singer, por no mencionar a los grandes que exclusivamente escriben para estas edades.

En Cuba, donde tenemos una gran tradición en tal sentido, descuella por supuesto Guillén quien con este libro sin parangón demostró que se puede escribir literatura para niños sin rebajarse, sin traicionar un estilo, una vocación y hasta un mensaje social comprometido. No hay que ser intrascendente, ni mentiroso, ni complaciente cuando se hace un libro para la infancia. Solo es necesario ser uno.

Por eso, cuando veo la duda en los ojos de quienes hacen la suspicaz pregunta a que aludía, los remito a las grandes obras y respondo que en verdad uno escribe para simples personas, aunque para mis adentros esté pensando ¿y no será que como dijo Martí, los grandes en verdad son aquellos que mejor saben entenderse con los niños?

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El negro en la obra de Nicolás Guillén - Denia García Ronda


Es indiscutible el interés de Nicolás Guillén por incursionar en la cuestión racial dentro del discurso nacional. Pero es importante tener en cuenta de cuál discurso nacional se trata, y cuáles son los presupuestos y los objetivos de su cruzada para lo que él mismo llamó "el color cubano". 

Lo que está en la base de ese propósito es el carácter mestizo de la personalidad sociocultural cubana, aspecto que tiene un peso fundamental en toda su obra poética y en los artículos periodísticos dedicados al tema. La presente compilación de sus textos más representativos acerca de ello,organizada de manera cronológica, permitirá al lector comprobar la evolución, y al mismo tiempo las constantes, del ideario de Guillén sobre un asunto de tanta trascendencia para la identidad cubana.

En cuanto a la poesía, sin descontar las ganancias que para ese objetivo tiene Motivos de son,3 es a partir de su segundo libro, Sóngoro Cosongo, cuando tendremos datos más evidentes de sus propósitos en este sentido. No es sólo en la poética explícita desarrollada en el prólogo que el mismo Guillén escribiera, sino sobre todo en el primer poema de la colección, "Llegada", donde -abandonando la deformación lingüística que caracterizó a Motivos...- presenta a la raza negra, reconociéndole un alto sentido de dignidad,belleza y derecho a ser considerada como válida integrante de la nacionalidad cubana y del "perfil definitivo de América". 

El primer verso, "¡Aquí estamos!", tiene una carga semántica que va más allá de su inmediato significado. Es una declaración de su justa presencia, sin complejos ni segregaciones. No se mencionan, por ejemplo, las causas y medios de esa "llegada", porque el objetivo del plural sujeto lírico no es, en este caso, denunciar la injusticia de la trata de esclavos, ni las terribles consecuencias materiales y espirituales que ellos y sus descendientes sufrieron, sino afirmar el componente negro de nuestra identidad étnica y cultural, su visibilidad, no desde una óptica deprimida, sino digna y orgullosa.

En este fundacional poema ya se aprecia con claridad el punto de mira que adopta Guillén en sus concepciones sobre la nación y sobre las razas que la conforman. El hablante lírico se dirige a unos "compañeros" que no pueden ser otra cosa que los componentes de la otra raíz étnica y cultural. Como se podrá apreciar en las páginas que siguen, el tema de la unidad nacional a partir del reconocimiento, en condiciones de igualdad, de las dos raíces de nuestra formación como pueblo y como nación, estará presente en cada uno de sus poemarios y en muchos de sus artículos y ensayos. 

Pero es indudable que el punto de mira de Guillén,su perspectiva ideológica para analizar la cuestión del mestizaje y la identidad nacional, fue siempre desde el negro, no solo porque -al contrario de varios de sus personajes mestizos- optara por afiliarse a esa zona de su ascendencia racial, sino por ser el negro, precisamente, el ingrediente nacional más negado y excluido. Mulato él mismo, nunca asumió esa condición con un sentido excluyente.De ahí un poema como "Llegada", pero también otros, por ejemplo los distintos madrigales donde exalta la belleza de la mujer negra, ajena al canon occidental, y aun aquel iniciático "Negro bembón", que transforma un adjetivo peyorativo en un elemento indicial válido.

Sin embargo, aunque lo trata, Guillén no enfatiza el factor biológico del mestizaje, sino el social, cultural y étnico. Si repasamos los poemas dedicados al tema,podemos comprobar, por ejemplo, que son escasos los que dedica a la mezcla racial, y en varios de ellos -"Mulata", "La canción del bongó", "El abuelo", "Ayer me dijeron negro", y otros- se critica la negación de algunos mulatos de su ascendencia negra y su discriminación hacia los más oscuros. 

En ejemplos tan tempranos como "La canción del bongó", se habla de la convocatoria "al negro y al blanco", a partir del simbólico sonido del cubanísimo bongó, pero igualmente se reconoce, con el verso "cueripardos y almiprietos", el sentido cultural y no solo epidérmico, del mestizaje nacional cubano.


Más explícito es el poeta en "Son para niños antillanos", de su libro El son entero, en el que se pueden decodificar algunos mensajes: el carácter inmigratorio de nuestras dos raíces con la imagen del barco. La metáfora del viaje de una pareja,donde el español (lo hegemónico, lo blanco, lo occidental, lo masculino) va en la proa, mientras la negra (lo subordinado, lo negro, lo africano, lo femenino) va en la popa; pero van juntos en el mismo barco, en el mismo destino.

También en el antológico "Son número 6" se resume, con excelencia lírica, el proyecto de Guillén sobre la cuestión del mestizaje y lo nacional. Se enfatiza el reconocimiento de la mezcla esencial, como ha expresado en poemas anteriores, y se reconoce igualmente, en una síntesis poética que proyecta toda la historia nacional hasta ese momento, la desigualdad que ha impuesto la injusta estructuración social. Si expresa que en Cuba todos estamos mezclados, aclara: "uno mandando y otro mandado", con lo que alude al aspecto socioclasista que tiene el asunto.

Ese doble objetivo de la poética guilleneana se hace explícito en dos poemas paradigmáticos, separados en el tiempo: "Balada de los dos abuelos", deWest Indies, Ltd. (1934) y "El apellido", de La paloma de vuelo popular, publicado casi un cuarto de siglo después.
En cuanto al primero, aunque el sujeto lírico se manifiesta en primera persona del singular, lo contado remite, con intención histórica, a los componentes de la nacionalidad cubana, cuyos protagonistas, vistos como sombras tutelares, son los representantes de cada una de esas raíces. 

El hablante contrapone ambos "abuelos", mediante sus rasgos físicos, así como los espacios geográficos, sociales y culturales que les eran propios antes del holocausto esclavista, lo que empieza por marcar las diferencias: cada cual en su medio, todavía ajenos, desconocidos uno del otro, con distinto estadio cultural; elementos que serán manipulados posteriormente para subyugar al abuelo negro.

En el poema están presentes prácticamente todos los ingredientes: la inmigración blanca como conquistadora, la forzada inmigración negra, la producción azucarera como base de la economía colonial y de la expansión esclavista, y la esclavitud como origen de las sistemáticas desventajas del factor negro dentro de la cuestión nacional. Se presentan, pues, los dos troncos básicos de nuestra nacionalidad, pero "uno mandando y otro mandado". No se disimula la subordinación a que fue obligado históricamente el sector negro en la sociedad cubana; no obstante, a partir de la voluntad unitaria del sujeto lírico ("Yo los junto"), la identidad igualitaria de ambos se establece. No se trata de obviar las diferencias ni las subordinaciones: se trata de legitimar la igualdad del aporte al perfil nacional, y el derecho a igual reconocimiento.

De "El apellido", Nancy Morejón ha realizado un completo estudio estructural, al cual remito.  No obstante, intentaré algunos comentarios relacionados con el tema.Ya la propia problemática del apellido alude a un asunto identitario, o sea cultural. El sujeto lírico, que se identifica con el autor, no propone la sustitución nominativa: critica la ablación de uno de ellos, o sea, culturalmente se ha pretendido negar, a partir de su identificación nominal, una parte fundamental de su identidad, y es esa la que reclama; pero no renuncia a la otra parte, al apellido de raíz hispana. Como ha dicho Nancy Morejón, se trata del "dilema del apellido manco, que trata de aniquilar una zona fundamental de su idiosincrasia". 

El hablante de este poema pregunta sobre su "otro apellido", sobre la mitad de los factores de su identidad personal ("¿toda mi piel [...] viene de aquella estatua de mármol español?", "¿tenéis todas mis señas?"). Hay pues, en la esencia del poema, la misma voluntad de reivindicar el carácter mestizo de nuestra identidad nacional. Pero no es una reivindicación teórica y aséptica; no es solo un llanto (el poema está incluido en las Elegías guilleneanas) por los ancestros obviados. Es también una denuncia por ello, y una declaración de orgullo y dignidad por la parte africana de su identidad: "Yo soy también el nieto,/ biznieto,/ tataranieto de un esclavo/ (Que se avergüence el amo)".

Por los mismos años de Motivos de son (1930) y Sóngoro Cosongo (1931) ya se había referido Guillén a esta problemática en sus escritos periodísticos, como lo prueban sus artículos "El camino de Harlem" y "La conquista del blanco", donde, sin desconocer la discriminación que sufre, insta a la población negra a no autosegregarse, a defender, a partir de su propia dignidad, la real unidad étnica y cultural de Cuba.

Creo que estos tempranos artículos, además de apelar a la conciencia de los negros en cuanto a su dignidad,belleza, cultura, etcétera, están señalando también la demanda guilleneana por el reconocimiento de la integración cultural cubana, no la separación por razas; está enfatizando el carácter transculturado de la nación,independiente del color de la piel de sus habitantes; está anunciando ya, implícitamente, que hay un color cubano que viene más del espíritu y la cultura que de la epidermis. Más adelante ya puede decir:

Desde 1512 ó 1514, fecha en que posiblemente llegaron los primeros negros a Cuba, hasta nuestros días, ha estado integrándose todo un vasto y profundo proceso de unificación racial, de soldadura que [...] está en vías de formar la verdadera alma nacional, hecha por explotados y explotadores, por esclavos y libres, por africanos y españoles, por negros y blancos, por todo ello mezclado en las sutiles proporciones de un verdadero jeroglífico, en el que ya es tarea harto enfadosa desentrañar [...] los elementos primordiales.

Aunque se aprecia una sostenida evolución de sus ideas sobre ese proceso, en esencia tal criterio sobre el mestizaje no variaría. Si cuando, en 1937, expresa que "nuestra negriblanca unidad [...] no es una fórmula mecánica de convivencia social, ni una consigna política de ocasión, sino un imperativo de la historia, un hecho consumado", se puede entender que se refiere a lo biológico, en 1959, al inicio de la etapa revolucionaria, aclara:

El mestizaje nacional no es sólo el que resultó de la unión cómoda del amo con la esclava, el mestizaje físico, que sale a la piel aun en medio de las familias más empingorotadas, sino ese otro, profundo y lejano, que viene de nuestra doble raíz fundamental. Por eso en Cuba es mestizo el blanco, es mestizo el negro y es mestizo... el mestizo.

Con lo que reivindica el carácter de pueblo nuevo de la Isla, a partir de la combinación de las dos raíces etnoculturales, igualmente válidas. En otro texto, y en oposición a la conmemoración del llamado "Día de la raza", que coincide con la llegada a América de Cristóbal Colón, Guillén hace explícito su criterio sobre el concepto. Como José Martí,  y como él mismo -según expone en el poema "El apellido"-, considera que no existen las razas:

La raza, como ha dicho más de un etnólogo, dista mucho de ser "una categoría fija"; es sólo "una ficción de nuestros cerebros". ¿Qué raza podríamos honrar, pues, este 12 de octubre, que no fuera la humana, universal, cuyo desarrollo no depende de la pigmentación de la piel, sino de circunstancias propicias o adversas, emanadas de los medios económicos puestos a su alcance y los cuales determinan su estancamiento o su progreso? Y si es científicamente absurdo hablar de "razas" en lo que toca a la población de la tierra en su conjunto, lo es desde luego en lo que se refiere a una parte de ella, como en el caso de nuestra patria. Aquí la mezcla es muy profunda, más aún que en otros sitios.Durante cuatro siglos y medio que llevan juntos, los blancos y los negros han dado origen a un pueblo en que se funden las características de entrambos. A la cultura española que trajo el conquistador, unióse la yoruba del esclavo.

La sostenida maduración de Guillén como pensador y poeta se manifiesta en el mayor tratamiento del tema desde el punto de vista social. A partir, sobre todo, de West Indies Ltd. y hasta sus últimos textos poéticos y prosísticos, su visión del problema negro incluye aspectos sociohistóricos (la trata, la esclavitud, el racismo), pero todos tienden al mismo objetivo básico: la reivindicación de la raza negra como factor insoslayable de la etnia cubana, sin encubrir divisiones, segregaciones y abusos. 

Por ejemplo, en Tengo, publicado en 1964,uno de sus poemas se llama "Vine en un barco negrero", y el sujeto lírico, en apretado resumen de distintos momentos históricos, describe su forzado arribo a Cuba, sintetiza con semas representativos su terrible condición de esclavo ("caña y látigo, sol de hierro, sudor, pie en el cepo"), e igualmente informa con orgullo su participación en la guerra de independencia, y su dolor ante el asesinato del líder azucarero Jesús Menéndez, de quien había dicho Guillén, en un antológico poema: "Jesús es negro y fino como un bastón de ébano".

ELa rueda dentada y El diario que a diario,ambos de 1972, varios poemas expresan su crítica valoración sobre la trata y la esclavitud, y aun sobre el racismo, como el agudo "Epigrama", que dice: "Pienso: /Qué raro/ que al tiro al blanco/ no le hayan puesto tiro al negro". Su discurso sobre el carácter mestizo de la cubanidad no tiene como objetivo "reconciliar retóricamente diferencias raciales",  ni negar el lugar subordinado que históricamente le fue reservado al sector negro de la nación; sino todo lo contrario. 

El mestizaje que define Guillén en su poesía y en su prosa se dirige no a la reconciliación, retórica o no, de razas y sectores en nombre de la nación, sino al reconocimiento del real carácter mezclado de esa nación, independientemente del color de la piel y, por lo mismo, a denunciar exclusiones, discriminaciones, segregacionismos. No tiene, por tanto, intención de reforzamiento de las estructuras raciales en la sociedad cubana desde el punto de vista de la jerarquización de los intereses nacionales sobre los conflictos raciales -que implícitamente se niegan-, ni desde una actitud de autoexclusión de la raza negra -que significaría un racismo negro- tal fue juzgado por varios críticos en su momento, sino justamente la proposición de un concepto de nacionalidad que no desconozca la participación de ambas razas en su perfil, y que garantice la verdadera igualdad entre sus diferentes sectores a partir de la conciencia colectiva de nuestro mestizaje étnico y cultural.

En mi opinión, este es uno de los rasgos más importantes dentro de la ideoestética guilleneana, porque su proyecto nacional no parte de una óptica homogeneísta a ultranza, ni niega las diferencias de razas, ni siquiera las de los aportes de estas a la cultura del país. El ideal de nación de Guillén se puede resumir en la validación de esa diferencia, en un nivel de equidad, no solo en la participación de la conformación nacional, sino en el reconocimiento colectivo de esa realidad. Creo que en eso radica el verdadero sentido del concepto de mestizaje en nuestro poeta nacional.
Para ello consideraba necesario abordar su estudio desde el negro, por las razones que he explicado, y lo hizo con un gran convencimiento y una gran calidad expresiva. 

De manera sistemática e incansable, Guillén repasó, interpretó y juzgó su cultura, su historia, la secular discriminación de que ha sido objeto desde los tiempos de la esclavitud, y otros importantes aspectos de su experiencia de vida. Valoró, asimismo, sus esenciales aportaciones al "color cubano" -la completa y verdadera integración de los componentes nacionales-, y destacó la obra artístico-literaria o político-social de hombres y mujeres negros, tanto cubanos como no cubanos, que dejaron su impronta en la historia de sus respectivos países, o que fueron víctimas de la injusta estructuración social.

¡Aquí estamos! pretende recoger lo más significativo de esas ideas de Nicolás Guillén sobre el negro, tanto el africano como, sobre todo, sus descendientes en diversas partes del mundo, especialmente en Cuba. Si con esta compilación la Fundación que lleva su nombre contribuye a que su legado para la total integración de la etnia cubana continúe vivo y actuante, nos sentiremos altamente satisfechos.
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1 Prefacio a la antología ¡Aquí estamos! El negro en la obra de Nicólas Guillén (Compilación de Denia García Ronda), Editorial de Ciencias Sociales,2008.

2 La presente Antología se debe a la labor realizada por las especialistas de la Fundación Nicolás Guillén, Aries Morales, Yanelis Velazco y Martina Herold, quienes revisaron la obra guilleneana en busca de todos los textos que,de alguna manera, se refirieran al tema. De ese amplio corpus fueron seleccionados los artículos, poemas, cartas y discursos que conforman el volumen.El trabajo de digitalización e impresión fue realizado por Alba Álvarez, responsable del Centro de Información de la Fundación.

3 Todos los poemas de Nicolás Guillén citados han sido tomados de Nicolás Guillén, Obra poética (dos tomos), ICL, La Habana, 1973.

4 Nancy Morejón: Nación y mestizaje en Nicolás Guillén,UNEAC, La Habana, 1982,pp. 223-268.

5 Nicolás Guillén: "Racismo y cubanidad", (Mediodía, 15 de enero, 1937), Prosa de prisa, Ediciones Unión, La Habana, 2002,t. I, pp.65- 67.

6 Nicolás Guillén: "Estampa de Lino Dou" (folleto,1944), Prosa de prisa, Ediciones Unión, La Habana,2002,t.I,pp.269-277.

7 Nicolás Guillén: "Una revisión entre otras" (Hoy, 29 de marzo, 1959), Prosa de prisa, Ediciones Unión, La Habana, 2002, t. II, pp. 175-178.

8 José Martí: "Mi raza", Obras completas, Editorial Nacional de Cuba,La Habana,1965, t.II,pp.298-300.

9 Nicolás Guillén: "¿El día de la qué?" (Hoy, 13 de octubre de 1960), Prosa de prisa, Ediciones Unión,La Habana,2007,t.IV,pp.146-156.

10 Se trata de "Elegía a Jesús Menéndez".

11 Véase Vera Kusinski: Sugar Secret: Race and the Erotics of Cuban Nationalism, Charlottesville, University Press of Virginia, 1993; tomado de Culturas encontradas: Cuba y los Estados Unidos, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello y Centro de Estudios Latinoamericanos David Rockefeller, Universidad de Harvard, 2001.

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Nicolás Guillén: por el Mar de las Antillas

Artículo de Luis Rogelio Nogueras en colaboración con Nelson Herrera Ysla. Publicado en Bohemia, (La Habana, año 69, número 42, 21 de octubre de 1977, pp. 24-25) y en el libro “De nube en nube”, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.


Portada de la edición de “Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel” ilustrada por Rapi Diego (La Habana, 1949-México, 2006)
La noticia comenzó a circular hace algo más de tres semanas: Nicolás Guillén preparaba una edición especial (144 ejemplares, impresos en mimeógrafo sobre papel de estraza) de su libro de «poemas para niños mayores de edad» Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel. Días más tarde, en conferencia de prensa, el Poeta Nacional anunció que cada ejemplar (numerado y autografiado) podría adquirirse en la sede de la UNEAC a un costo de 30 pesos; explicó, además, que el dinero recaudado contribuiría a engrosar los fondos del XI Festival de la Juventud y los Estudiantes.
El 28 de septiembre, en el acto de clausura del Primer Congreso de los CDR en el XVII Aniversario de su fundación, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro dijo, refiriéndose a esta iniciativa:
Otros idearon cosas muy ingeniosas como nuestro poeta Nicolás Guillén, que imprimió en una edición especial unos versos suyos, con su firma autografiada y todo; 100 nada más, porque quiere hacer un aporte de 3 mil pesos al Festival. Hizo 100, buscó 100 amigos y les vendió sus versos. Indiscutiblemente que es una buena inversión la que se hace en esos versos de Guillén, porque mientras más pasa el tiempo más vale. Y después una firma de Guillén, dentro de 20 años no se sabe lo que vale. Hoy vale mucho, pero mientras más tiempo pase, más todavía.
Con sendos ejemplares de este hermoso libro bajo el brazo, nos dirigimos a la oficina de Nicolás Guillén en la UNEAC con el propósito de hacerle algunas preguntas en torno a este importante suceso cultural:
¿100 ó 144?
—La tirada es realmente de 100 ejemplares, los 44 restantes fueron destinados a bibliotecas y otros lugares semejantes en el extranjero.
—Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel: ese título está extraído de un poema de El son entero (en realidad de los dos primeros octosílabos de ese poema), «Un son para niños antillanos». Podría decirse que usted «anunció» este libro hace ya 30 años; pero, ¿cuándo empezó a escribirlo realmente? ¿Cuándo lo terminó?
—Yo siempre he escrito poesía para niños, y muchas veces sin saberlo. Lo que sí no recordaba bien, hasta ahora que ustedes me lo comunican, es que yo hubiera anunciado el libro Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel. Fíjense que no se lo discuto: seguramente tienen el recorte de prensa en que eso saliera, aunque creo que por aquella época ustedes no habían nacido. En cuanto a la fecha en que comencé a escribir Por el Mar de las Antillas… no podría precisarla. Pero el trabajo me llevó poco más de un año, el 76.
—Como usted sabe, se han escrito unas cuantas toneladas de tratados acerca del arte y la técnica de escribir a, ante, para, sobre, por, desde, según, entre, hacia… los niños. Sin embargo, muy pocos lo han logrado. Usted es uno de esos pocos. ¿Cómo lo logró?
—No hay que olvidar que así como existe la concepción de un «hombre nuevo», libre de las ataduras morales y materiales que afligen al «hombre viejo», hay también el «niño nuevo», en el cual no he visto que la gente piense mucho. Un ejemplo concreto: un niño de 1902, año en que yo nací, o de 1908, cuando yo tenía 6, no podría ser comparado con el niño de hoy. Para concretarnos, específicamente, el niño de hoy recibe la influencia de una cultura superdesarrollada, en aquellos países, claro, que económicamente pueden brindársela. Conocen los instrumentos más eficaces para la guerra y la paz, aunque sea en forma esquemática y están al tanto de muchas cosas que hace más de medio siglo no existían, para el bien o para el mal: radio, televisión, viajes a la Luna, etcétera. Todo lo que Salgari o Julio Verne prometían entonces a la infancia, y hoy son cosas superadas, ya sin interés. Por eso yo le puse a estos poemas que eran «para niños mayores de edad». En cuanto al público infantil que los lee, puede decirse que mi biznieto de 5 años se sabe varios de mis poemas, los cuales recita con la entonación conveniente. Es Orlanditín, a quien va dedicado, por cierto, Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel.
Desde el balcón de su casa, como usted también sabe, se ve el Mar de las Antillas. En realidad, desde cualquier sitio costero de la Isla se ve ese mar. ¿Ese mar inspiró este libro, o quería usted mostrarles a los niños el hermoso mar que ya nos había regalado a los mayores desde West Indies Ltd.?
—No, no. Mis primeros poemas infantiles, como colección orgánica, son los de Sapito y Sapón, una pequeña historieta de esos muchachitos creados por mí y que nada tienen que ver con el mar. Después, como viera que a los niños les gustaba esa pareja, decidí escribir más poemas; así escribí el libro, más bien como simple pasatiempo. Por lo demás, como ya dije al comienzo, toda mi poesía está llena de poemas infantiles. Tengo la ventaja de que me he ejercitado bastante en los problemas del ritmo (y yo creo que una poesía para niños tiene que ser muy rítmica) y eso me ha permitido llegar pronto a su íntima naturaleza, digo, eso creo yo… Para no dejar en el aire su pregunta sobre el mar, diré que he probado de manera que no deja lugar a dudas que me gusta mucho el mar, y hasta soy su fanático, pero un fanático que no sabe nadar, que no sabe dirigir un simple bote y para quien el mar representa siempre un enemigo potencial, por tranquilo que parezca.
Si usted fuera niño ahora (es decir, si fuera usted aquel niño que allá por el año 10 jugaba a la pelota en la Plaza del Carmen en sus escapadas escolares —sus «rabonas», como diría Alberti—), ¿le gustaría leer ese libro que se llama Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel?
—A esa edad que ustedes dicen probablemente yo no leía un libro como el mío, sobre todo porque la literatura en que ese libro estaría situado no existía en Cuba, prácticamente. Había los cuentos de Callejas, pero eran otra cosa. Ateniéndonos a la verdad, les diré que lo que entonces leían los muchachos eran las Aventuras de Búfalo Bill y las Aventuras de Nick Carter y sus ayudantes Chick y Patay. También Watson, ayudante de Sherlock Holmes… Eran las cosas del subdesarrollo.
Preguntarle si hizo barcos de papel en su infancia sería tan tonto como preguntarle si fue niño… aunque ¿los hizo? ¿No le daban a usted —no le dan a usted— una inexplicable sensación de soledad esos pequeños barquitos, tan frágiles en el enorme Mar de las Antillas; esos barquitos en los que (por obvios problemas de tamaño y peso) no viaja quien los construye? ¿O no hay tal soledad y esos barquitos son el lazo que hermana a nuestras islas?
—Hace un momento, cuando me refería a mis juegos infantiles, olvidé decirles que tampoco sé hacer un barco de papel; quien me los hace es mi biznieto Orlanditín. Siguiendo el mismo tema, propuesto por ustedes, yo no siento ningún miedo cuando viajo por mar, aun en barquitos como los que ustedes dicen. Yo recuerdo que en 1937, cuando fui a Europa por primera vez, hice el viaje en un barco tremendo, que se llamaba «Empress of Britain» (hundido, por cierto, durante la guerra), pero hice el viaje de regreso en un barquito de papel, que salió de Burdeos para La Habana, con escalas interminables en la ruta, pero no sentí el más leve temor, incluso me sentía más cómodo que en el «Empress…», cuya tercera clase era sumamente inhóspita. Por cierto, y dicho sea de paso, en ese viaje vinieron el poeta español León Felipe y nuestro compatriota tan querido, Luis Díaz Soto, ya fallecido, igual que León.
Y ahora una pregunta breve (¡al fin, dirá usted!): ¿qué cree que piensen los niños sobre el libro?
—Todavía no he sabido que los niños piensen nada sobre este libro. Cuando sepa algo se los comunicaré…
Sabemos que se prepara una edición muy hermosa del libro, con dibujos de Rapi Diego. Perdón: debimos decir: sabemos que se prepara otra hermosa edición del libro, porque esta de 144 ejemplares, lo es. ¿Qué puede decirnos de la segunda edición?
—Ahora mismo estaba pensando en eso que ustedes me preguntan, es decir, en la edición de este libro con los maravillosos dibujos de Rapi Diego; será una edición masiva, pero habrá que esperar lo menos un año.


Quiero decirles, antes de terminar, que me causó una impresión muy agradable lo que dijo Fidel acerca del libro, la penetración con que lo juzgó, como medio para allegar unos pesos con destino al Festival. Estoy de acuerdo con él en que el objeto que debe ser escogido para presentárselo al público en venta tiene que tener algún valor importante. En tal caso está el libro este, con las características señaladas por Fidel, a saber, una tirada corta de 144 ejemplares en papel de estraza, con una confección muy simpática, pues tiene un carácter totalmente artesanal, como si hubiera sido hecho en una modesta imprenta de provincia, sin grandes recursos. Por último, el precio, que más bajo no puede ser, de 30 pesos cada ejemplar…
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Los burgueses
Nicolás Guillén (1902-1989) Poeta y escritor afrocubano, que se identificó toda su vida con la revolución socialista y con el conflicto de los negros. La traducción al hebro es obra de Tal Nitzán. La obra "Los burgueses" está tomada del libro: La camapana salvaje, una selección de las poesías de Amérca Latina del siglo XX" (La Unión Kibutziana)
הבורגנים
ניקולס גיין (1902-1989) הוא משורר קובני שחור, שהיה מזוהה כל חייו עם המהפכה הקובנית ועם מאבקי השחורים. התרגום העברי, מעשה ידי טל ניצן, של שירו "הבורגנים" לקוח מהספר "פעמון הפרא - מבחר משירת אמריקה הלטינית במאה העשרים" (הקיבוץ המאוחד)

No me dan pena los burgueses vencidos. Y cuando pienso que van a dar me pena, aprieto bien los dientes, y cierro bien los ojos.
Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas,
pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes,
pienso en mis largos días sin camisa ni sueños,
pienso en mis largos días con mi piel prohibida,
pienso en mis largos días Y
No pase, por favor, esto es un club.
La nómina está llena.
No hay pieza en el hotel.
El señor ha salido.
Se busca una muchacha.
Fraude en las elecciones.
Gran baile para ciegos.
Cayó el premio mayor en Santa Clara.
Tómbola para huérfanos.
El caballero está en París.
La señora marquesa no recibe.
En fin Y
Que todo lo recuerdo y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Además, pregúnteles,
estoy seguro de que también
recuerdan ellos.






2 comentarios:

  1. מעט "טעימות" קובניות
    http://www.news1.co.il/Archive/003-D-9319-00.html?t=142832

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  2. Dfwvegrbrgr4vng.\%!=$×@×+\[])(&;:"''?$@×÷:/\#=@æ!=$×@×+ !=$×@×+ !=$×@×+ !=$×@×+ !=$×@×+ !=$×@×+ !=$×@×+ !=$×@×+ !=$×@×+ [])(&;

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