Cultivo una rosa blanca en junio como enero para el amigo sincero que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo; cultivo la rosa blanca.
La extinción de la raza de los hombres se sitúa aproximadamente a fines del siglo XXXII. La cosa ocurrió así: las máquinas habían alcanzado tal perfección que los hombres ya no necesitaban comer, ni dormir, ni hablar, ni leer, ni pensar, ni hacer nada. Les bastaba apretar un botón y las máquinas lo hacían todo por ellos. Gradualmente fueron desapareciendo las mesas, las sillas, las rosas, los discos con las nueve sinfonías de Beethoven, las tiendas de antigüedades, los vinos de Burdeos, las golondrinas, los tapices flamencos, todo Verdi, el ajedrez, los telescopios, las catedrales góticas, los estadios de fútbol, la Piedad de Miguel Ángel, los mapas de las ruinas del Foro Trajano, los automóviles, el arroz, las sequoias gigantes, el Partenón. Sólo había máquinas. Después, los hombres empezaron a notar que ellos mismos iban desapareciendo paulatinamente y que en cambio las máquinas se multiplicaban. Bastó poco tiempo para que el número de máquinas se duplicase. Las máquinas terminaron por ocupar todos los sitios disponibles. No se podía dar un paso ni hacer un ademán sin tropezarse con una de ellas. Finalmente los hombres fueron eliminados. Como el último se olvidó de desconectar las máquinas, desde entonces seguimos funcionando.
Con la última guerra atómica, la humanidad y la civilización desaparecieron. Toda la tierra fue como un desierto calcinado. En cierta región de Oriente sobrevivió un niño, hijo del piloto de una nave espacial. El niño se alimentaba de hierbas y dormía en una caverna. Durante mucho tiempo, aturdido por el horror del desastre, sólo sabía llorar y clamar por su padre. Después sus recuerdos se oscurecieron, se disgregaron, se volvieron arbitrarios y cambiantes como un sueño, su horror se transformó en un vago miedo. A ratos recordaba la figura de su padre, que le sonreía o lo amonestaba, o ascendía a su nave espacial, envuelta en fuego y en ruido, y se perdía entre las nubes. Entonces, loco de soledad, caía de rodillas y le rogaba que volviese. Entretanto la tierra se cubrió nuevamente de vegetación; las plantas se cargaron de flores; los árboles, de frutos. El niño, convertido en un muchacho, comenzó a explorar el país. Un día, vio un ave. Otro día vio un lobo. Otro día, inesperadamente, se halló frente a una joven de su edad que, lo mismo que él, había sobrevivido a los estragos de la guerra atómica. - ¿Cómo te llamas? -le preguntó. - Eva, -contestó la joven - ¿Y tú? - Adán. Génesis- Análisis de la obra
¿Cómo afecta el título, “Génesis,” al lector? El título se refiere a un libro de la Biblia. En la biblia, el libro de Génesis tiene que ver con la creación del mundo. Lo siguiente pasa en este libro de la Biblia: creó el mundo en seis días y descanso en el séptimo. Dice que Dios creó a Adán y a Eva. Ellos nacieron sin pecado original. Fueron puestos en el Jardín de Edén. Solamente tenían que seguir algunas reglas. Una de ellos era a que no podían comer del árbol de conocimiento. Una serpiente le ofrece una manzana a Eva. Le dice que si ella come esta manzana puede ser como Dios. Eva convence a Adán que coma la manzana. A causa de este error, ellos pudieran reconocer lo malo del mundo. Fueron expulsados del Jardín de Edén
¿Quién escribió “Génesis”? ¿Saben algo sobre el autor? “Génesis” fue escrito por Marco Denevi.
¿Qué tipo de cuento es Génesis? Es un cuento de efecto.
¿Cómo empieza este cuento? Empieza con la introducción de un diferente tipo de narrador Este concepto es la desfomilarización
¿Quiénes son los personajes? Un huérfano que se encuentra solo en nuestro planeta. Al final del cuento, el huérfano conoce a una huérfana como él.
¿Qué nos cuenta este narrador? Nos cuenta que hubo una guerra atómica, la cual no fue la primera sino la última.
¿Qué les ha pasado a los seres humanos? La humanidad y la civilización han desaparecido.
¿Sobrevive alguien? Un niño, hijo de un piloto de una nave espacial, quien sobrevive.
¿Cómo logra seguir viviendo? Se sostiene comiendo hierbas y duerme en una caverna.
¿Cómo es el estado mental de niño? El niño queda aterido por el horror del desastre y por haber perdido a su padre. Extraña el contacto humano se siente muy solo.
¿Se mejora el niño? Con el tiempo, el niño empieza a olvidarse del horror y sus recuerdos oscurecen. El horror cambia o se transforma en un vago miedo.
¿Qué le paso a la nave espacial? Aprendemos que la nave espacial explota y envuelta en fuego y en ruido. La nave espacial desparece en las nubes.
¿Cómo se sentía el niño? Se siente muy solo, loco de soledad. Se arrodilla y le ruega al padre para que regrese.
¿Qué le pasa a la tierra? La tierra empieza a renovarse, a llenarse de vegetación. Las plantas se llenan de flores y los árboles se llenan de frutos.
¿Qué hace el muchacho? El muchacho empieza a explorar el país, comienza a madurar, se desarrolla convirtiéndose en un hombre.
¿Qué significa que el muchacho ve un pájaro y otro día ve un lobo? Representa el renacimiento de la tierra, se puede comparar a Adán en el relato bíblico de Génesis, cuando le empieza a nombrar a los animales en el Jardín del Edén.
¿Con quién se encuentra? Se encuentra con una joven de su edad que como él, logró sobrevivir a la guerra atómica.
El escritor argentino Marco Denevi marcó la pauta literaria en el cono sur. La precisión y riqueza lingüística de sus obras fueron reconocidas con un prestigioso premio Kraft.
Duerme duerme negrito que tu mama esta en el campo negrito.
Duerme duerme negrito que tu mama esta en el campo negrito.
Te va a traer codornices para ti te va a traer mucha cosa para ti te va a traer carne de cerdo para ti te va a traer mucha cosa para ti. Y si negro no se duerme viene diablo blanco y za’ le come la patita.
Duerme duerme negrito que tu mama esta en el campo negrito.
Duerme duerme negrito que tu mama esta en el campo negrito.
Trabajando, trabajando duramente trabajando si, trabajando y no le pagan trabajando si, trabajando y va tosiendo trabajando si trabajando y va de luto trabajando si pal negrito chiquitito trabajando si no le pagan si duramente si va tosiendo si va de luto si.
Duerme duerme negrito que tu mama esta en el campo negrito.
Duerme duerme negrito que tu mama esta en el campo negrito.
Unas montañas, un pino, arriba el sol, abajo un camino, una vaca, un campesino, unas flores, un molino, la gallina y un conejo, y cerca un lago como un espejo.
Ahora tú pon los colores; la montaña de marrón, el astro sol amarillo, colorado el campesino, el pino verde, el lago azul -porque es espejo del cielo como tú-, la vaca de color vaca, de color gris el conejo, las flores… como tú quieras las flores, de tu caja de pinturas.
Me dijeron que en el Reino del Revés nada el pájaro y vuela el pez, que los gatos no hacen miau y dicen yes porque estudian mucho inglés. Vamos a ver cómo es el Reino del Revés.
Me dijeron que en el Reino del Revés
nadie baila con los pies, que un ladrón es vigilante y otro es juez y que dos y dos son tres.
Me dijeron que en el Reino del Revés cabe un oso en una nuez, que usan barbas y bigotes los bebés y que un año dura un mes.
Me dijeron que en el Reino del Revés hay un perro pequinés, que se cae para arriba y una vez... no pudo bajar después.
Me dijeron que en el Reino del Revés un señor llamado Andrés tiene 1530 chimpancés, que si miras no los ves.
Me dijeron que en el Reino del Revés una araña y un ciempiés van montados al palacio del Marqués en caballos de ajedrez.
andar por la ca la calle del ga del gato que pes que pesca y después se esconde y escapa pa pa pa.
Lo ves o no lo ves al gato que pes allí, allí sentado en su ventani. A la gente que pasa distraí el gato bandi con caña y anzue les pesca el sombre sombrero y el moño ño ño ño.
Lo ves o no lo ves al gato que pes allí, allí sentado en su ventaní. El gato francés con tanto sombre nadie sabe qué qué hace después, y el asunto es es que se disfraza za za za.
Lo ves o no lo ves al gato que pes allí, allí sentado en su ventaní. Pero el gato un dí salió disfraza con gorra de la de la policí disfrazado así dio una caminata ta ta ta.
Lo ves o no lo ves al gato que pes allí, allí sentado en su ventaní. Así disfraza oyó la denun cia de un transeú contra un gato ma porque le ha roba robado el bonete te te te.
Lo ves o no lo ves al gato que pes allí, allí sentado en su ventaní. El gato no pue decirle soy yo confundido no tiene más reme que llevarse pre preso al calabozo zo zo zo.
Lo ves o no lo ves al gato que pes allí, allí sentado en su ventaní.
Yo soy la Pájara Pinta, viuda del Pájaro Pintón. Mi marido era muy alegre y un cazador me lo mató con una escopetita verde el día de San Borombón. Una bala le mató el canto -y era tan linda su canción-, la segunda le mató el vuelo, y la tercera el corazón. Ay ay la escopetita verde, ay ay mi marido Pintón. Si al oírme se ponen tristes a todos les pido perdón. Ya no puedo cantar alegre ni sentadita en el limón como antes cuando con el pico cortaba la rama y la flor. Yo soy la Pájara Pinta, si alguien pregunta dónde estoy le dirán que me vieron sola y sentadita en un rincón llorando de melancolía por culpa de aquel cazador. Al que mata a los pajarillos le brotará en el corazón una bala de hielo negro y un remolino de dolor.
Ay ay la escopetita verde, ay ay mi marido Pintón.
Había una vez una vaca en la Quebrada de Humahuaca. Como era muy vieja, muy vieja, estaba sorda de una oreja. Y a pesar de que ya era abuela un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos, guantes de tul y un par de anteojos. La vio la maestra asustada y dijo: "Estás equivocada".
Y la vaca le respondió: "¿Por qué no puedo estudiar yo?" La vaca, vestida de blanco, se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tizas y nos moríamos de risa. La gente se fue muy curiosa a ver a la vaca estudiosa. La gente llegaba en camiones, en bicicletas y en aviones.
Y como el bochinche aumentaba en la escuela nadie estudiaba. La vaca, de pie en un rincón, rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos se convirtieron en borricos
y en ese lugar de Humahuaca la única sabia fue la vaca.
Manuelita vivía en Pehuajó pero un día se marchó. Nadie supo bien por qué a París ella se fue un poquito caminando y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita, Manuelita dónde vas con tu traje de malaquita y tu paso tan audaz.
Manuelita una vez se enamoró de un tortugo que pasó. Dijo: ¿Qué podré yo hacer? Vieja no me va a querer. En Europa y con paciencia me podrán embellecer.
En la tintorería de París la pintaron con barniz. La plancharon en francés del derecho y del revés. Le pusieron peluquita y botines en los pies.
Tantos años tardó en cruzar el mar que allí se volvió a arrugar y por eso regresó
¿Saben saben lo que hizo el famoso Mono Liso? A la orilla de una zanja cazó viva una naranja.
¡Qué coraje, qué valor! Aunque se olvidó el cuchillo en el dulce de membrillo la cazó con tenedor.
La naranja se pasea de la sala al comedor. No me tires con cuchillo tírame con tenedor.
A la hora de la cena la naranja le dio pena, fue tan bueno el Mono Liso que de postre no la quiso.
El valiente cazador ordenó a su comitiva que se la guardaran viva en el refrigerador.
La naranja se pasea de la sala al comedor. No me tires con cuchillo tírame con tenedor. Mono Liso en la cocina con una paciencia china la domaba día a día, la naranja no aprendía.
Mono Liso con rigor al fin la empujó un poquito y dio su primer pasito la naranja sin error.
La naranja, Mono Liso, la mostraba por el piso, otras veces, de visita, la llevaba en su jaulita.
Pero un día entró un ladrón, se imaginan lo que hizo, el valiente Mono Liso dijo: "Ay, qué papelón".
La naranja se pasea de la sala al comedor. No me tires con cuchillo tírame con tenedor.
A la corte del Rey Momo fue a quejarse por el robo, mentiroso, el rey promete que la tiene el gran bonete.
Porque sí, con frenesí de repente dice el mono: "Allí está detrás del trono la naranja que perdí". La naranja se pasea de la sala al comedor. No me tires con cuchillo tírame con tenedor.
Y la reina sin permiso del valiente Mono Liso escondió en una sopera la naranja paseandera
Mono Liso la salvó pero a fuerza de tapioca la naranja estaba loca y este cuento se acabó.
La naranja se pasea de la sala al comedor. No me tires con cuchillo tírame con tenedor.
Ya la Luna baja en camisón a bañarse en un charquito con jabón. Ya la Luna baja en tobogán revoleando su sombrilla de azafrán. Quien la pesque con una cañita de bambú, se la lleva a Siu Kiu.
Ya la luna viene en palanquin a robar un crisantemo del jardín Ya la luna viene por allí su kimono dice no, no y ella sí. Quien la pesque con una cañita de bambú, se la lleva a Siu Kiu.
Ya la luna baja muy feliz a empolvarse con azucar la nariz Ya la luna en puntas de pie en una tacita china toma té Quien la pesque con una cañita de bambú, se la lleva a Siu Kiu.
Ya la luna vino y le dio tos por comer con dos palitos el arroz Ya la luna baja desde allá y por el charquito-quito nadará Quien la pesque con una cañita de bambú, se la lleva a Siu Kiu.
Porque el camino es árido y desalienta, porque tenemos miedo de andar a tientas, porque esperando a solas poco se alcanza valen más dos temores que una esperanza. Dame la mano y vamos ya.
Si por delicadeza perdí mi vida quiero ganar la tuya por decidida. Porque el silencio es cruel, peligroso el viaje, yo te doy mi canción, tú me das coraje.
Ánimo nos daremos a cada paso, ánimo compartiendo la sed y el vaso. Ánimo que aunque hayamos envejecido siempre el dolor parece recién nacido.
Porque la vida es poca y la muerte mucha. Porque no hay guerra pero sigue la lucha. Siempre nos separaron los que dominan pero sabemos hoy que eso se termina.
Aquí yace una pobre mujer que se murió de cansada. En su vida no pudo tener jamás las manos cruzadas.
De este valle de trapo y jabón me voy como he venido, sin más suerte que la obligación, más pago que el olvido.
Aleluya, me mudo a un hogar donde nada se vuelve a ensuciar. Nadie me pedirá de comer en mi última morada no tendré que planchar ni coser como condenada. Cantan ángeles alrededor de la eterna fregona y le cambian el repasador por una corona.
No lloréis a esta pobre mujer porque se encamina a un hogar donde no hay que barrer, donde no hay cocina. Aleluya esta pobre mujer bienaventurada, ya no tiene más nada que hacer y ya no hace nada.
Te acordás hermana qué tiempos aquellos, la vida nos daba la misma lección. En la primavera del 45 tenias quince años lo mismo que yo.
Te acordás hermana de aquellos cadetes, del primer bolero y el té en El Galeón cuando los domingos la lluvia traía la voz de Bing Crosby y un verso de amor.
Te acordás de la Plaza de Mayo cuando «el que te dije» salía al balcón. Tanto cambió todo que el sol de la infancia de golpe y porrazo se nos alunó.
Te acordás hermana qué tiempos de seca cuando un pobre peso daba un estirón y al pagarnos toda una edad de rabonas valía más vida que un millón de hoy.
Te acordás hermana que desde muy lejos un olor a espanto nos enloqueció: era de Hiroshima donde tantas chicas tenían quince años como vos y yo.
Te acordás que más tarde la vida vino en tacos altos y nos separó. Ya no compartimos el mismo tranvía, sólo nos reúne la buena de Dios.